¡LÉVANTATE!
Adormecido por una sensación externa
volé con la luz de la mañana para reposarme en este pueblo. La mirada de mis
ojos alcanzó el horizonte de la muchedumbre.
Vi a ciegos, vagabundos, gente
mutilada, marginada que jamás conocerán el sabor de una caricia; a niños
perdidos en su infancia; a mujeres que entregaban sus cuerpos no por amor sino
por dinero; a niñas que jugaban con su pobreza.
Hubo ancianos del tiempo que
arrastraban sus experiencias por el suelo recogiendo espinas del recuerdo para
gozar su juventud olvidada.
A lo lejos llegaban monstruos que
despojaban y pisoteaban los sueños de estos hombres. Manchaban sus mentes con
creencias, ilusiones, convirtiendo a la carne humilde en vasallos de la
miseria.
Todo lo que había visto era verdad;
creía que era un campo de batalla donde el más fuerte sometía al más débil,
donde el que tenía más se perdía en su ambición, donde una clase con poder
saltaba a la yugular a todo aquel que discrepe de lo existente. Pensé que era
un episodio de la historia nacional. Sacudí mi mirada y me di cuenta que era mi
sociedad; mi país, mi realidad peruana.
Autor: Marco A. Peña
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