sábado, 10 de septiembre de 2016

¡LÉVANTATE!


¡LÉVANTATE!



Adormecido por una sensación externa volé con la luz de la mañana para reposarme en este pueblo. La mirada de mis ojos alcanzó el horizonte de la muchedumbre.


Vi a ciegos, vagabundos, gente mutilada, marginada que jamás conocerán el sabor de una caricia; a niños perdidos en su infancia; a mujeres que entregaban sus cuerpos no por amor sino por dinero; a niñas que jugaban con su pobreza.


Hubo ancianos del tiempo que arrastraban sus experiencias por el suelo recogiendo espinas del recuerdo para gozar su juventud olvidada.


A lo lejos llegaban monstruos que despojaban y pisoteaban los sueños de estos hombres. Manchaban sus mentes con creencias, ilusiones, convirtiendo a la carne humilde en vasallos de la miseria.


Todo lo que había visto era verdad; creía que era un campo de batalla donde el más fuerte sometía al más débil, donde el que tenía más se perdía en su ambición, donde una clase con poder saltaba a la yugular a todo aquel que discrepe de lo existente. Pensé que era un episodio de la historia nacional. Sacudí mi mirada y me di cuenta que era mi sociedad; mi país, mi realidad peruana.



Autor: Marco A. Peña

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